El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, se encuentra recuperándose favorablemente en el Hospital Sirio-Libanés de São Paulo, tras someterse a una cirugía para drenar un hematoma subdural causado por una caída en octubre pasado. Aunque su equipo médico ha informado que Lula está «neurológicamente perfecto», su estancia hospitalaria ha sido acompañada por un reforzamiento significativo de las medidas de seguridad debido a un plan frustrado para atentar contra su vida.
Descubrimiento del Complot
En noviembre, la Policía Federal de Brasil desmanteló un plan organizado por un grupo conocido como «Niños Negros», integrado por militares de élite, que buscaba asesinar a Lula durante sus visitas al hospital. Según las investigaciones, el grupo pretendía emplear métodos como envenenamiento o el uso de agentes químicos para provocar un colapso orgánico en el mandatario.
El complot no solo tenía como objetivo a Lula, sino también al vicepresidente Geraldo Alckmin y al juez del Supremo Tribunal Federal, Alexandre de Moraes, con el propósito de desestabilizar el gobierno e instaurar un régimen militar afín.
Implicados y Detenciones
Entre los detenidos por estos planes figura un exasesor del expresidente Jair Bolsonaro y cuatro militares. Las autoridades han revelado que los implicados no solo buscaban cometer atentados, sino también llevar a cabo un golpe de Estado.
Medidas de Seguridad
Ante estas amenazas, la seguridad del presidente Lula ha sido intensificada tanto en el hospital como en sus desplazamientos. Se han implementado protocolos adicionales para garantizar su protección y evitar cualquier riesgo durante su recuperación.
Recuperación de Lula
En cuanto a su estado de salud, los médicos han señalado que, de continuar con la evolución positiva, el presidente podría recibir el alta a principios de la próxima semana. Lula agradeció las muestras de apoyo y confianza de sus seguidores, reafirmando su compromiso de continuar trabajando por el bienestar de Brasil.
Este incidente subraya los desafíos de seguridad que enfrenta el gobierno de Lula da Silva en un contexto político polarizado y marcado por intentos de desestabilización.