El Ayuntamiento de París, así como museos y edificios municipales, adelantarán desde la noche del viernes al sábado el apagado de sus fachados a las 22:00 hora local como gesto simbólico de sobriedad y para ahorrar energía ante la crisis.
El Hôtel de Ville, sede de Ayuntamiento, adelantará así en cuatro horas el apagado, mientras que la Torre Eiffel, que hasta ayer se apagaba a la 01:00, se quedará a oscuras a las 23:45 horas, tal y como anunció la alcaldesa, Anne Hidalgo, el pasado 13 de septiembre.
Esta disposición se extenderá también, cuando se instalen a finales de noviembre, a las luces navideñas (a las 23:45 en lugar de a las 02:00 horas los años anteriores) y se retirarán una semana antes, el 2 de enero.
Otra de las medidas del consistorio en el marco de la crisis energética es la reducción de la calefacción en edificios públicos de los 19°C a 18°C y hasta los 12°C el fin de semana o cuando estén desocupados. La excepción serán los centros que acogen a personas vulnerables.
La decisión de Hidalgo no ha estado exenta de polémica, sobre todo después de que la alcaldesa pidiera al Gobierno que hiciera lo mismo con los edificios de titularidad estatal, idea que la primera ministra, Élisabeth Borne, rechazó por considerar más simbólica que efectiva.
“Si cortamos la iluminación en plena noche en momentos cuando no hay picos de consumo y al mismo tiempo estamos golpeando el atractivo turístico de la ciudad, es una cuestión que merece ser revisada”, dijo Borne.
París adelanta el apagado de sus monumentos para ahorrar energía
La ministra de Transición Energética, Agnès Pannier Runacher, también reprobó la medida y resaltó que la sobriedad -reclamada por el presidente Emmanuel Macron a finales de agosto- no significa “dejar de vivir ni dejar de trabajar o de recibir a turistas”.
Sin embargo, horas más tarde la ministra de Cultura, Rima Abdul Malak, anunció que la Pirámide de Louvre, y también la fachada del Palacio de Versalles, se apagarán a las 22:00 horas, a la misma hora que los edificios municipales de París.
La disparidad de discursos ha sido criticada por la oposición al Gobierno, acusado de mensajes contradictorios, después de fijar el objetivo de reducir el consumo de energía un 10% a nivel nacional con el trasfondo del aumento de precios por la guerra en Ucrania, pero también la huella medioambiental.
