Oportunidad para México en el nuevo paradigma de semiconductores

Nacional

La industria global de los microprocesadores ha sufrido una importante disrupción durante la pandemia del COVID-19, lo cual también ha afectado la producción de un sinnúmero de bienes.

La industria global de los microprocesadores ha sufrido una importante disrupción durante la pandemia del COVID-19, lo cual también ha afectado la producción de un sinnúmero de bienes, desde autos, computadoras y electrodomésticos, hasta sistemas avanzados de defensa. Ante esta situación tan apremiante, el presidente Biden dio a conocer un programa ambicioso, el famoso CHIPS and Science Act. El plan tiene la finalidad de normalizar lo más rápido posible la producción de semiconductores, así como reducir la dependencia de Estados Unidos de proveedores que estén fuera de su control (e.g. China). Esta situación podría implicar una nueva ventana de oportunidad para México ante la nueva coyuntura de relocalización de las cadenas productivas (e.g. Nearshoring, Friendshoring, etc.).

Existen diversos motivos detrás de esta estrategia de la administración del presidente Biden, pero yo me enfocaré en tres que se han vuelto cruciales. Estos podrían ayudar a México para aprovechar la coyuntura actual e incrementar su participación de mercado en Estados Unidos.

(1) Riesgo político. Desde hace mucho tiempo existe una competencia entre Estados Unidos y China por ocupar un lugar hegemónico en el mundo en lo económico, político y social. Sin embargo, las tensiones que se viven hoy en día entre Washington y Pekín han abarcado cada vez más esferas que únicamente una “guerra comercial”. Estados Unidos tiene una genuina preocupación por el espionaje industrial y una mayor vulnerabilidad en temas de seguridad nacional. Esto ha generado prohibiciones a las exportaciones de microprocesadores y una diversidad de componentes de alta tecnología con el objetivo de que no sean fabricados y copiados en China. Hasta ahora, tanto Republicanos como Demócratas parecen muy convencidos de que deben seguir este camino. A su vez, este último país está evaluando la magnitud del posible choque a su desarrollo industrial si las relaciones siguen deteriorándose.

2) Riesgo operativo. El gobierno de Biden y las empresas norteamericanas no pueden estar a expensas de la política Cero-COVID de China o cualquier otra orden del gobierno de Xi Jinping (especialmente después de la renovación de su mandato). Esta situación ha ralentizado el comercio internacional y ha puesto en jaque a varias industrias en Estados Unidos y el resto del mundo. Desde el 2020 se ha notado un enorme riesgo de ejecución que se quiere mitigar lo más pronto posible.

(3) Eficiencia en costos. Tras el fuerte crecimiento económico de las últimas décadas, desde hace varios años se ha experimentado un incremento en los costos laborales y de otra índole en China. La regionalización, además de las bondades del T-MEC y de otros acuerdos comerciales que tiene Estados Unidos podrían ayudarle a integrar su industria con la de otros países (e.g. México y Canadá) de una manera más eficiente.

Esta iniciativa de ley, aprobada en agosto de este año, implica una inversión del gobierno de US$52,700 millones en los próximos años para la investigación, desarrollo y producción de microprocesadores. El objetivo es darle continuidad a la transición digital y ecológica de la economía norteamericana. A esta inversión pública también se le han agregado planes del sector privado por otros US$50,000 millones adicionales. En este contexto, se estima que esta transformación requerirá de 90,000 empleos adicionales hasta 2025, tan sólo en Estados Unidos.

De acuerdo con números de la oficina oval, Estados Unidos produce en la actualidad únicamente el 10% de todos los microprocesadores en el mundo, mientras que Asia tiene una participación de mercado del 75%. Más allá de reducir la dependencia de otros países y tratar de aumentar la derrama económica de esta industria dentro de EE.UU., el plan también tiene como objetivo promover la innovación y desarrollo tecnológico que permita desatar su potencial en la era digital. Por ejemplo, se planea desarrollar una súper computadora (“zettascale supercomputer”) que sea 1,000 veces más rápida que la computadora más potente de la actualidad.

Beneficios potenciales para México

Uno de los pilares fundamentales es incrementar el crecimiento y desarrollo económico de la región. En este sentido, el programa tiene contemplada la inversión en países que cumplan con los requerimientos de Estados Unidos. El T-MEC ofrece un medio importante para que México pueda capitalizar algunas de estas oportunidades, al igual que las premisas bajo la idea del Friendshoring

De hecho, fue muy interesante el mensaje enviado por Estados Unidos y México después del Diálogo Económico de Alto Nivel (DEAN) que se llevó a cabo en septiembre, en donde la retórica estuvo caracterizada por un alto sentido de cooperación en este frente. 

Reflexión final

Este es un ejemplo o tema que ilustra una importante ventana de oportunidad que se le ha abierto a nuestro país para integrarnos aún más al proceso productivo con Estados Unidos bajo el nuevo tratado de libre comercio. Para maximizar los beneficios, México necesita atender temas de infraestructura, estado de derecho e incrementar su apuesta por el capital humano, entre otros rubros. Sin embargo, el país cuenta con una diversidad de condiciones geográficas, operativas y económicas que le permitirán un mayor crecimiento y desarrollo de clústeres industriales bajo el CHIPS and Science Act.

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