El escritor y traductor español murió ayer a los 70 años; publicó durante más de medio siglo una narrativa indispensable de la literatura en español.
A los 20 años publicó su primera novela, Los dominios del lobo, de 1971. Y tras otros títulos como Travesías del horizonte (1972) y El siglo (1983), Javier Marías consiguió con Corazón tan blanco, en 1993, una obra maestra, según la crítica de su país, que la reconoció con el Premio de la Crítica de Narrativa Castellana; a casi 30 años, ese libro es un clásico contemporáneo de quien pasó casi toda su vida escribiendo. Solía decir que pensaba que no viviría demasiado.
Marías, cuya obra se publicó en 40 idiomas en 50 países, recibió numerosos premios, como el Herralde por El hombre sentimental (1986), o el Rómulo Gallegos por Mañana en la batalla piensa en mí (1994) y fue un candidato habitual al Nobel de Literatura.
Nacido en Madrid en 1951, el escritor español falleció este domingo a los 70 años en un hospital madrileño por una complicación pulmonar. Hace menos de un mes, su editorial, Alfaguara, informó que padecía una afección de pulmones.
Vivió y murió en Madrid, la ciudad donde están ambientadas varias de sus novelas emblemáticas. Académico de la RAE desde 2008, licenciado en Filosofía y Letras por la Universidad Complutense de Madrid, se especializó en filología inglesa; profesor de literatura española en la Universidad de Oxford y en el Wellesley College de Estados Unidos, enseñó Teoría de la Traducción en el Instituto de Lenguas Modernas y Traductores de la Universidad Complutense. Fue traductor de Thomas Hardy, Joseph Conrad, Laurence Sterne, William Butler Yeats, Robert L. Stevenson y Thomas Browne.
“Javier Marías fue un escritor precoz que, muy pronto y después de varias novelas de formación, encontró su derrotero literario y estilístico en Todas las almas (1989), obra a la que regresó y con la que dialogó en libros posteriores, para culminar en su obra magna, dividida en tres volúmenes: Tu rostro mañana (2002-2007)”, dice en entrevista el escritor David Miklos.
“Es uno de los grandes referentes de la literatura en español en el mundo, sus novelas se han traducido muchísimo, es un autor con una mirada que alcanza a llegar a la diversidad de lenguas en las que tuvo sus lectores”, agrega por separado el escritor coahuilense Luis Jorge Boone.
“Un autor que definiría como monolítico, tiene una obra personalísima, un estilo –esto se suele decir mucho-, desligado de las modas, pero no sólo de las modas, sino desligado de la comodidad, Javier Marías siempre tuvo una exigencia para sí mismo y les exige a sus lectores que lo acompañen, que lo entiendan, lo puedan descifrar, que le den tiempo. Esta voz tan personal y esta forma de abordar la novela es única”, abunda.
“Filólogo y traductor, reconocido por su versión al español del Tristram Shandy de Sterne, a Marías le interesaba el lenguaje y la lengua, la palabra con sus muchas interpretaciones y posibilidades como tema, la escritura como excusa para hablar de lo visible y lo oculto de la condición humana”, dice al respecto Miklos.
Tras apuntar que los libros del autor español llegaron a México a finales de los ochenta y fueron muy bien recibidos, Boone señala que Javier Marías “es un continente en sí mismo, es tan diverso, le preocupan tantas cosas: la memoria, la culpabilidad, el enamoramiento, si somos buenos o malos, él decía que esa distinción era estúpida, somos frágiles y todo el tiempo estamos decidiendo cosas, una encima de otra, somos temerosos, deseosos, necesitados y eso es lo que nos marca.
“Nunca perdió en empuje, sus obras como Mañana en la batalla piensa en mí, El hombre sentimental, La negra espalda del tiempo, Tu rostro mañana, Los enamoramientos, Corazón tan blanco, sus cuentos, creo que no hay una sola que podamos decir que dé señales de cansancio en su estilo. Porque sobre todo, creó un estilo y lo trabajó toda su vida”, agrega.
Para David Miklos, “si bien Corazón tan blanco, su obra más reconocida, se publicó en el siglo XX, Marías es el mejor y más fino prosista español del siglo XXI, como puede leerse en Tu rostro mañana: no encuentro otra voz así de obsesionada con las posibilidades del lenguaje, contenidas dentro de una obra falsamente convencional, sin trucos ni experimentación. Un escritor en estado puro: eso fue, es y será Javier Marías”.
Finalmente, Boone detalla que el autor de Berta Isla y Tomás Nevinson, sus últimas dos novelas publicadas en vida, “era muy discreto, nunca se mantenía en las redes sociales informándonos qué comía, o si se enfermaba, eso te habla también de una desconfianza de los gestos de esta época, una falta de interés en dejarse llevar por estas dinámicas de sobre exposición”.