Luis Gerardo Méndez: “La comedia es la mejor manera de decir ciertas cosas porque el espectador no lo ve venir”

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Muertos que aparecen y desaparecen misteriosamente. Mensajes anónimos plagados de incógnitas incomprensibles. Un detective improvisado que termina todo el tiempo enredado en algún crimen que tiene que resolver. La nueva serie de Netflix ambientada en el México de los setenta mezcla estos elementos para dar vida a Héctor Belascoarán, el popular investigador independiente —y no privado, como asegura— nacido de los libros del escritor asturiano Paco Ignacio Taibo II, en la piel del actor mexicano Luis Gerardo Méndez (Aguascalientes, 1982). Llevado a la televisión en varias ocasiones, este último Belascoarán —que se estrena en la plataforma el 12 de octubre—viene especialmente teñido de humor negro. “Siempre he creído que la comedia es la mejor manera de decir ciertas cosas, porque el espectador no lo ve venir”, dice Méndez en entrevista, “cuando te estás carcajeando, viene una cucharada de verdad que se recibe de otra forma”.

Entendido como un clásico antihéroe de las novelas policíacas, Belascoarán es un ingeniero que un día mientras toma el café de la mañana decide dar un vuelco a su acomodada vida, dejar a su esposa, su trabajo y su casa, para convertirse en la persona que resuelve los crímenes en Ciudad de México. Un fanático de la Kelicola que abandona la comodidad de la clase media alta para esquivar balazos y perseguir asesinos bajo la idea de que siempre se puede hacer algo para cambiar la realidad. Después de tomar un curso de detectives por correspondencia, se lanza tras los malos con un arma que aprende a usar por el camino y con la seguridad de quien no sabe a qué se enfrenta.

Cuando le llamaron para ofrecerle el papel, Méndez no había leído ninguno de los libros de Taibo sobre este particular detective. Un suceso traumático que leyó en el guion fue lo que le llevó a buscar más sobre la vida de Belascoarán en los rincones de las 10 novelas. “Cuando tienes la posibilidad de hacer un personaje basado en una obra literaria, tienes un catálogo de pistas justamente para ir construyendo un personaje con un bordado mucho más fino”, cuenta. Lo que no quiso ver antes de empezar a grabar fueron las anteriores interpretaciones del detective, realizadas por Pedro Armendáriz Jr. y Sergio Goyri, para poder “mantener la cabeza limpia” y usar la imaginación “sin tener otros referentes”.

El actor, que saltó a la fama tras protagonizar la película Nosotros, los nobles y la serie Club de Cuervos, tuvo que aprender para esta serie a hablar un español que no se encuentra en las calles de la capital mexicana. El lenguaje chilango de hace cinco décadas. Para eso, fue esencial la ayuda de uno de los directores de la serie, Ernesto Contreras, que dirige la serie junto a Hiromi Kamata y Gonzalo Amat.

“Es difícil encontrar buenas referencias porque el tono de las películas de los setentas en México era súper anquilosado, súper acartonado. Lejos de ayudar, eso estorba”. Fueron las películas de Héctor Bonilla, entrevistas grabadas a escritores de la época, como Carlos Monsiváis o el mismo Taibo, o viejos comerciales radiales lo que le ayudaron a encontrar el tono. Algo de ello se le quedó grabado aun después de haber terminado de grabar la serie. “Estar jugando a vivir en los setentas todos los días de lunes a sábado era muy emocionante. Cuando llegaba al 2022 me encontraba conmigo mismo en el espejo, me aburría un poquito”.

La nueva producción, en la que participa también la actriz Paulina Gaitán, resulta en un viaje al pasado de la capital mexicana. Las aventuras de este antihéroe se grabaron en la misma Ciudad de México. Algunos espacios que utilizaron como set de grabación mantienen el talante que tenían en los setenta, y no necesitaron disfrazarlos mucho. En otros escenarios, ocultar las huellas de la modernidad fue un desafío para la producción.

Méndez aprovecha la pregunta sobre qué queda de aquel Distrito Federal de los setenta para hacer una queja contra el desarrollo excesivo. “Desafortunadamente hay un cartel de agentes inmobiliarios que destruyeron muchos de los grandes espacios arquitectónicos de Ciudad de México para construir edificios espantosos de departamentos. Todavía estamos a tiempo de frenarlo y regular nuestro patrimonio cultural”, dice.

Más allá del desarrollo urbano, poco ha cambiado desde aquel momento, asegura Méndez. Lo que de alguna forma da vigencia a las historias relatadas por Taibo. “Si Belascoarán regresara hoy, estaría muy encabronado”, comenta con una risa amarga el actor, “seguimos en el mismo lugar, pero peor”. Hay una frase del detective le ha quedado en la cabeza: “Necesitamos legiones de ciudadanos que despierten para hacer un cambio”. Una línea, dice, que puede aplicarse perfectamente en la actualidad. “Si no, vamos a estar haciendo una serie en el 2040, repitiendo las mismos problemáticas de la ciudad y del país”.

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