El embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar, ha hecho contundentes críticas hacia las políticas de seguridad y las reformas judiciales propuestas en el país. En declaraciones recientes, Salazar señaló que la estrategia de «abrazos, no balazos», implementada durante la administración del expresidente Andrés Manuel López Obrador, «no funcionó» y aseguró que «el pueblo de México merece vivir sin miedo».
Salazar también criticó el cierre de México a la cooperación en seguridad, lamentando que el gobierno haya rechazado la asistencia estadounidense para combatir a los cárteles de la droga. Mencionó como ejemplo la violencia que sigue afectando a estados como Sinaloa, donde se han registrado hallazgos de cuerpos sin vida en las últimas semanas, subrayando la gravedad de la crisis de seguridad.
Además, el embajador expresó su preocupación por la reforma judicial que permitiría la elección popular de jueces, incluidos los ministros de la Suprema Corte de Justicia. Calificó esta reforma como un «riesgo para la democracia» y advirtió que podría tener repercusiones negativas para las relaciones comerciales entre México y Estados Unidos.
Estas declaraciones han generado tensiones diplomáticas. El expresidente López Obrador respondió a las críticas, calificándolas como una «falta de respeto» a la soberanía mexicana y anunció una «pausa» en las relaciones con el embajador Salazar. Por su parte, la administración estadounidense respaldó las preocupaciones de Salazar, destacando la necesidad de una cooperación más efectiva en seguridad y el respeto por las instituciones democráticas.
Las diferencias sobre estos temas subrayan los desafíos que enfrenta la relación bilateral entre México y Estados Unidos, especialmente en áreas sensibles como la seguridad pública y la independencia judicial.