Un hombre fue condenado a 30 años de prisión por empujar a su esposa embarazada de un acantilado en Turquía. Tenía la intención de cobrar el seguro por accidente y pagar sus deudas.
En junio de 2018, Hakan Aysal y su esposa, Semra Aysal, viajaron de vacaciones a un destino turístico del suroeste de Turquía, en Fethiye. En aquel momento, Semra tenía siete meses de embarazo.
Según testigos, la pareja andaba actuando de manera extraña cuando subieron a la cima de un acantilado. “Incluso bromeamos, ‘o este hombre tirará a la mujer o la mujer tirará al hombre’; no había interacción entre ellos”, dijo un testigo durante el juicio.
En el testimonio de otra persona, trascendió que Hakan estaba tranquilo cuando aparecieron los servicios de emergencia en el lugar de los hechos. “Hakan vino y dijo que su esposa se había caído al vacío”. Añadió:
“Tratamos de acercarnos al borde para ver mejor. Hakan no vino con nosotros. Nos quedamos allí hasta que llegó la gendarmería. Hakan estaba muy despreocupado y tranquilo. No estaba actuando como un hombre cuya esposa acababa de caer de un precipicio”.
Hace un año, la policía acusó a Hakan del homicidio de su esposa. Indicó que antes del incidente, el marido sacó una póliza a nombre de Semra en caso de accidente y se puso a sí mismo como único beneficiario. Hakan intentó cobrar el seguro, pero la transferencia fue congelada a raíz de la investigación.
La policía también descubrió que Hakan había solicitado hasta siete préstamos a nombre de su esposa. Con ese dinero, se dio el lujo de viajar y de hospedarse en hoteles de primera clase, lujos que exhibía en sus redes sociales.
“Mi hermana siempre estuvo en contra de pedir préstamos”, señaló el hermano de la víctima. “Sin embargo, después de su muerte, nos enteramos de que Hakan había pedido préstamos en nombre de mi hermana”. En su declaración a la prensa local agregó:
“Cuando fuimos al Instituto de Medicina Forense a buscar el cuerpo, Hakan estaba sentado en el auto. Mi familia y yo estábamos destrozados, pero Hakan ni siquiera parecía triste”.
Hakan se declaró no culpable y alegó ante las autoridades que todo fue un accidente: “Después de tomar una foto, mi esposa puso el teléfono en su bolso. Más tarde, me pidió que le diera el teléfono”, dijo.
“Me levanté y luego escuché a mi esposa gritar detrás de mí cuando me alejé unos pasos para sacar el teléfono de su bolso. Cuando me di la vuelta, ella no estaba allí. No empujé a mi esposa”.
El 15 de febrero, la corte votó por la condena perpetua. Esto quiere decir que Hakan tendrá que someterse a una pena de 30 años en prisión antes de solicitar la libertad condicional.