El cohete Falcon 9, propiedad y operado por la compañía espacial comercial del multimillonario Elon Musk bajo contrato con la NASA, despegó poco después de las 1200 GMT desde la Base de la Fuerza Espacial Vandenberg.
Un cohete SpaceX despegó el viernes por la mañana con un satélite estadounidense-francés diseñado para realizar el primer estudio global de las aguas superficiales de la Tierra, una misión que se espera que arroje nueva luz sobre la mecánica y las consecuencias del cambio climático.
El cohete Falcon 9, propiedad y operado por la compañía espacial comercial del multimillonario Elon Musk bajo contrato con la NASA, despegó poco después de las 1200 GMT desde la Base de la Fuerza Espacial Vandenberg.
El despegue, dirigido por un equipo de la NASA, se retransmitió en directo a través de la web de la agencia espacial estadounidense.
Se espera que la etapa superior del cohete de dos fases alcance su órbita inicial a unas 530 millas (850 km) sobre la Tierra en cuestión de minutos.
La carga útil del cohete, el satélite Surface Water and Ocean Topography (SWOT), incorpora tecnología avanzada de radar de microondas para recopilar mediciones de alta definición de océanos, lagos, embalses y ríos en más del 90% del globo.
Los datos, recopilados a partir de barridos de radar del planeta al menos dos veces cada 21 días, se utilizarán para mejorar los modelos de circulación oceánica, reforzar los pronósticos meteorológicos y climáticos y ayudar a gestionar los escasos suministros de agua dulce en las regiones afectadas por la sequía, dicen los investigadores.
Los componentes del satélite, que tiene el tamaño de un SUV, fueron construidos principalmente por el Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la NASA cerca de Los Ángeles y la agencia espacial francesa CNES.