La suerte, la casualidad o quizás el destino pusieron a un pequeño Lamine Yamal de apenas cinco meses en brazos de la estrella del barcelonismo, Leo Messi, hace 17 años. Una foto de carácter solidario para el calendario del diario Sport de 2008 en colaboración con la Fundación del Barça y con UNICEF que ha desatado la locura. “Lamine era muy simpático. Se ganó a Messi en dos sonrisas”, confiesa Joan Monfort, artífice de la fotografía que ha revolucionado las redes casi dos décadas después. Allí presente estaba Oriol Canals, en aquel entonces responsable de marketing del diario deportivo. “Le impresionaba más el bebé que la cámara”, recuerda Canals del tímido Leo Messi, que empezaba a despuntar tras debutar cuatro años atrás con el primer equipo. Un breve recuerdo en el Camp Nou, con un patito de goma que desató sonrisas y un encuentro más que fortuito.
Finales de 2007. Sport organizaba entonces la segunda edición de un calendario solidario en el que cada mes un jugador azulgrana posaba en la fotografía junto a niños. El medio deportivo escogía, de manera consensuada con el club, jugadores del FC Barcelona para participar en el proyecto. Entre octubre y noviembre se hacían las fotografías —normalmente un futbolista por día— en el vestuario visitante del Camp Nou. Canals y Monfort preparaban el set, y esperaban a que los jugadores apareciesen. En la primera edición, las prisas dominaron la planificación. “Hacía tiempo que teníamos la idea. Pero el primer calendario se hizo en cinco días. Fue una locura, y además con todas las particularidades de los jugadores”, hace memoria Canals. En aquel entonces, los niños que participaban en las sesiones fotográficas eran conocidos o familiares.
Para la segunda, fue diferente. “La siguiente edición tuvimos más tiempo y le pedimos a UNICEF que nos proporcionase los niños”, recuerda Canals. Mounir Nasraoui y Sheila Ebana, padres de Lamine y vecinos del barrio de Rocafonda (Mataró), decidieron apuntar a su hijo al sorteo de la iniciativa de la ONG. Quizás fuera la suerte o quizás fuera el destino. Lamine fue uno de los elegidos. Y quizás casualidad fue que apareciese entre los brazos de Leo Messi. Como también que 17 años más tarde el padre del joven futbolista reencontrase las fotos y las publicase en sus redes. La imagen se ha hecho viral.
Días de mucho trabajo, de cambios a última hora y de mucha espera, recuerda Canals. En uno de esos, Leo apareció. Aunque no fueron sesiones muy extensas, el futbolista argentino no estuvo poco rato. “Creo que fue después de un entrenamiento. Messi fue extremadamente tímido, algo tenso y muy prudente, e incluso le costó coger al niño. O así lo percibí. Pero cuando Joan sacó un patito, empezaron a reír y fue todo más fácil. Ahora, con tres hijos y veinte años más sería diferente”, explica Canals. Tras la cámara, concentrado en su trabajo y estos días con su memoria a remolque, estaba Monfort. El fotógrafo no recordaba estas instantáneas hasta que un compañero del Sport, donde trabajaba entonces, le escribió el jueves por la noche y le envió la imagen. “Yo no vi que era Lamine, podría ser cualquier niño. En ese momento vi que estaba con Messi, que entonces aún no era lo que es ahora”, recalca Monfort.
“Fue una foto complicada. Messi antes era aún más tímido que ahora. Pero es muy profesional y lo puso fácil. Estaba tranquilo, paciente, alegre. Coger el niño no era su especialidad, pero lo hizo muy bien”, confiesa a través del teléfono el fotógrafo. Enfrente suyo, Messi con el jovencísimo Lamine en brazos y en una bañera. La idea surgió la tarde anterior mientras pensaba en cómo debía interactuar un bebé de apenas unos meses y el futbolista. Quizás una idea tan fortuita, o consensuada, como el encuentro de por entonces de una promesa del fútbol y ahora estrella, y el jugador que ahora apunta maneras y que está siendo una de las revelaciones de la Eurocopa celebrada en Alemania. Monfort estaba bañando a su hija. “¿Por qué no llevo el barreño y que lo bañe él?”, se preguntó. “La imagen estaba entonces en mis manos”, rememora. Llevó la pequeña bañera —no recuerda, fruto del paso de los años y la cantidad de fotografías a sus espaldas, si la suya propia o pasó a comprar una— y se puso a trabajar.
La madre de Lamine estaba presente. “Prudente” y “tímida”, recapitula Canals. Su presencia “ayudó muchísimo”, añade Monfort. “Fue una casualidad de la vida. En aquel instante no te puedes imaginar lo que será casi 20 años más tarde. Es una conjunción de cosas que solo se da una vez”, confiesa el fotógrafo. Su teléfono no ha dejado de sonar este fin de semana, en el que ha tenido que recapitular y echar la vista atrás 17 años a una inocente casualidad que unió el destino.