Tras varias décadas de incomprensión, se convirtió en el artista vivo más cotizado de Francia. Su abstracción terrenal y apta para todos los públicos forma parte de las colecciones de los mayores museos del mundo.
El pintor francés Pierre Soulages, conocido por sus pinturas en infinitas tonalidades de negro, ha fallecido este miércoles a la edad de 102 años, según ha anunciado Alfred Pacquement, presidente del museo que lleva su nombre en Rodez, la ciudad del suroeste de Francia donde nació en 2019. “Es una noticia triste, acabo de hablar con su viuda, Colette Soulages”, ha explicado Pacquement.
Los cuadros de Pierre Soulages son gigantescas manchas negras que constituyen misterios indescifrables. Tras una trayectoria marcada por la incomprensión inicial hacia su obscura abstracción, el pintor se convirtió en 2013 en el artista francés más cotizado. El precio de sus obras aumentó cerca de un 500% en las últimas décadas, llegando alguno de sus cuadros a valorarse en tres millones de euros. En 2009, su gran retrospectiva en el Pompidou se convirtió en la exposición de arte contemporáneo más visitada en la historia del centro y logró seducir a medio millón de visitantes.
Pese a ser poco conocido en el extranjero, Soulages era uno de los artistas más populares en Francia, representante de una abstracción que no era fría o elitista, sino carnal, terrenal y apta para todos los públicos. Su obra solía suscitar una respuesta inesperadamente emocional: de la exposición en el Pompidou, algunos visitantes salían llorando. En el negro inalterable de sus cuadros se escondía una insospechada profundidad metafísica y una conexión con el arte primitivo, con los hombres que se encerraron en una cueva para ensuciar las paredes con sus pinturas. Él prefería llamarlo outrenoir (ultranegro). “Me di cuenta de que el negro ya no era un color en mi pintura, sino un estado mental. Inventé esa palabra porque pretendía ir más allá del aspecto meramente óptico o plástico. Para mí, lo importante en el negro no es lo visual, sino la experiencia. El negro agita todo lo que nos habita, las emociones y los recuerdos. El negro logra llegar a regiones de nuestro interior que los demás colores nunca alcanzan”, expresó una entrevista concedida a EL PAÍS en 2014.
Pese a ser poco conocido en el extranjero, Soulages era uno de los artistas más populares en Francia, representante de una abstracción que no era fría o elitista, sino carnal, terrenal y apta para todos los públicos. Su obra solía suscitar una respuesta inesperadamente emocional: de la exposición en el Pompidou, algunos visitantes salían llorando. En el negro inalterable de sus cuadros se escondía una insospechada profundidad metafísica y una conexión con el arte primitivo, con los hombres que se encerraron en una cueva para ensuciar las paredes con sus pinturas. Él prefería llamarlo outrenoir (ultranegro). “Me di cuenta de que el negro ya no era un color en mi pintura, sino un estado mental. Inventé esa palabra porque pretendía ir más allá del aspecto meramente óptico o plástico. Para mí, lo importante en el negro no es lo visual, sino la experiencia. El negro agita todo lo que nos habita, las emociones y los recuerdos. El negro logra llegar a regiones de nuestro interior que los demás colores nunca alcanzan”, expresó una entrevista concedida a EL PAÍS en 2014.
En esa ocasión, Soulages habló también sobre su paso a la posteridad. “Esa palabra no me gusta nada. Lo único que me importa es el cuadro que pintaré mañana”, afirmó el pintor. “En estos últimos años se han organizado varias retrospectivas. Por un lado me llenan de orgullo, pero por el otro me hacen infeliz. Me obligan a mirar atrás, que es algo que nunca me ha gustado. Lo que me gusta es mirar el presente y soñar en lo que haré mañana. Esa es mi naturaleza más profunda. El día que deje de sentir eso, consideraré que estoy muerto”.
Considerado uno de los principales representantes del tachismo, un estilo de pintura abstracta francés desarrollado durante los años 1940 y 1950, fue en esa época cuando Soulages empezó a pintar y presentar sus primeras exposiciones en París. A partir de la década de los cincuenta sus obras comenzaron a mostrarse en importantes museos internacionales, como la Phillips Memorial Gallery en Washington, el MoMA de Nueva York, la Tate Gallery de Londres o el Centro Pompidou de París. La obra de Soulages también forma parte de las colecciones de museos como el Guggenheim de Bilbao y formó parte de la exposición colectiva Monocromos en el Museo Reina Sofia de Madrid en 2004. En 2017, el IVAM también dedicó una retrospectiva. El museo que lleva su nombre en Rodez fue diseñado por el estudio catalán RCR Arquitectes. Se inauguró en 2014 y alberga unas 500 obras de Soulages, además de organizar exposiciones de otros artistas contemporáneos. Además, el Louvre le rindió uno de los grandes homenajes de su larga carrera a finales de 2019, cuando colgó algunos de sus lienzos en las salas históricas del museo, algo muy poco habitual para un artista contemporáneo.
En paralelo a la pintura, Soulages se interesó también por el teatro y diseñó varias escenografías. Realizó grabados, tapices, esculturas en bronce y vidrieras para la iglesia abacial de Sainte-Foix de Conques. En 2006, una composición suya de 1959 se vendió en subasta en Sotheby’s por 1.200.000 euros. El 16 de noviembre de 2021, otro lienzo se vendió por 17,8 millones de euros en Nueva York, lo que le volvió a convertir en el artista francés vivo más caro.