De acuerdo con las autoridades prorrusas en Donetsk, el impacto contra su sede administrativa se realizó con misiles estadounidenses de largo alcance.
La sede de la Administracón prorrusa de Donetsk fue destruída este domingo por el Ejército ucraniano con misiles de largo alcance proporcionados por Estados Unidos.
«¿Cómo se puede valorar este nuevo acto terrorista por parte de Ucrania? Contra una sede civil se llevó a cabo un ataque deliberado, no hay ninguna duda al respecto porque ya hubo impactos cerca. Y ahora se trata de un impacto directo», afirmó el alcalde prorruso de la ciudad, Alexéi Kulemzin, citado por la agencia rusa TASS.
El jefe de la Administración local denunció que se trataba del impacto de un misil HIMARS y constató que el inmueble recibió «daños considerables».
Los misiles HIMARS son proyectiles de largo alcance de fabricación estadounidense que llegaron a Ucrania como parte del apoyo bélico proporcionado por EU a la antigua república soviética. Previo a su entrega, éstos fueron un nuevo punto de conflicto con el Kremlin, quien acusó que podrían ser usados para alcanzar objetivos más allá de la frontera ucraniana.
Kulemzin publicó en su canal de Telegram fotos de la Administración, en las que se observa el edificio semidestruido, con todas las ventanas rotas.
Según el Estado Mayor de la Defensa Territorial de Donetsk, dos personas resultaron heridas a consecuencia del ataque, y varios autos, que estaban aparcados junto a la sede se incendiaron.
«De milagro no murió nadie«, afirmó el alcalde, al señalar que ya se trabaja para paliar las consecuencias del ataque.
Kulemzin aseguró que el trabajo de la Administración no se ha paralizado, no se ha detenido, todos lo servicios mantienen su interacción entre ellos.
Durante las últimas semanas la guerra en Ucrania ha recobrado el ímpetu de los primeros días, luego de que una explosión dañara severamente el puente que conecta la anexionada península de Crimea con Rusia, un punto clave para mantener abastecidas a las tropas de Moscú.
Como represalia, el Kremlin ordenó una serie de bombardeos masivos sobre el territorio ucraniano, incluyendo la capital, Kiev, que no recibía los estragos de la movilización rusa desde hace meses, cuando la ofensiva se concentró en la región del Donbás, hoy también anexionada a Rusia tras un referéndum que la comunidad internacional desconoce.